Los investigadores participan en redes de colaboración en las que coinciden colegas de instituciones públicas y privadas por igual. Impedir que aquellos adscritos a instituciones privadas accedan a los estímulos genera una situación que no solo es desigual, sino incluso discriminatoria. La situación laboral de unos y otros es en general similar, y atienden los mismos estándares de evaluación, por lo que no se justifica el criterio diferenciado para que unos y otros cuenten con las mismas condiciones para desempeñar su trabajo científico.