Como parte de la comunidad científica, me enorgullece el enorme esfuerzo que realiza esta administración por regular y reivindicar el quehacer científico de nuestro país. Empezando por el reconocimiento constitucional del derecho humano a la ciencia que reafirma el enfoque social y sustentable de la ciencia, enfoque que había sido tergiversado y manipulado por las administraciones neoliberales, lo que mantuvo a la ciencia impulsada desde la esfera pública al servicio de intereses privados, incluso, cuando su desarrollo y sus aplicaciones eran dañinas para la población y el medio ambiente. En este sentido, confío plenamente en que esta nueva ley será la piedra angular para que el desarrollo de las ciencias, tecnologías, innovaciones y, ahora también, las humanidades contribuyan positivamente al desarrollo sustentable de nuestro país y a la solución de los grandes problemas que atraviesa.