
Sistema de Manifestación de Impacto Regulatorio

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Licenciada en Nutrición Paola Zarza Reynoso, Maestra en Nutrición Aplicada, Especialista en obesidad y comorbilidades y Educadora en Diabetes. Los micronutrimentos son vitaminas y minerales esenciales que el ser humano requiere para desarrollar y mantener una buena salud. Idealmente, estos deberían obtenerse a través de una alimentación equilibrada, correcta y suficiente, sin embargo, la pobreza, la falta de acceso universal a alimentos variados y los malos hábitos de alimentación hacen que más de dos mil millones de personas en el mundo padezcan deficiencias de uno o más micro nutrimentos, principalmente de yodo, hierro, ácido fólico y vitamina A. Se trata de un problema primordial de salud pública que no es una preocupación solo de países con bajos ingresos, sino también es una cuestión importante para los países desarrollados e industrializados. Incluso pequeñas carencias de vitaminas y minerales pueden provocar trastornos de salud, afectar el desarrollo, la capacidad de aprendizaje, la productividad y tener efectos de largo alcance en el subdesarrollo y detrimento de grupos vulnerables y desfavorecidos. Hablando de México, nuestro país cuenta con doble carga de malnutrición, por un lado presenta una de las tasas de obesidad y sobrepeso más elevadas en el mundo ( 75.2% en adultos mayores de 20 años)3 y por otro se enfrenta a severas deficiencias nutricionales, así como a una gran inseguridad alimentaria en más de la mitad de los hogares, la cual se asocia a baja talla y menor diversidad dietética en preescolares y a diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y baja duración y calidad del sueño en adultos. La mejor solución para el problema planteado es garantizar el derecho a la alimentación y a la nutrición, asegurando que todas las personas tengan acceso a dietas sanas y sustentables. Sin embargo, este tipo de dietas no son accesibles a la gran mayoría de la población ni a ciertos grupos vulnerables. Por ejemplo, es difícil para las mujeres en edad reproductiva obtener solo de los alimentos la cantidad diaria recomendada de ácido fólico y la anemia por deficiencia de hierro en este grupo en específico es de casi el 40%3. Desde esta perspectiva, la fortificación de alimentos aparece como una solución viable para proporcionar nutrimentos esenciales a grandes segmentos de la población. La fortificación de alimentos se define como la práctica de incrementar deliberadamente el contenido de un micronutrimento esencial, es decir, vitaminas y minerales en un alimento, de manera que mejore la calidad nutricional del suministro alimentario y proporcione un beneficio de salud pública con un riesgo mínimo para la salud. Si se consumen regular y frecuentemente, los alimentos fortificados conservarán las reservas corporales de los nutrimentos de una manera eficiente y efectiva, reducirán al mínimo el riesgo de carencias nutricionales en grupos específicos y, como generalmente la fortificación está dirigida a suministrar nutrimentos en cantidades aproximadas a las proporcionadas con una dieta adecuada, el riesgo de toxicidad crónica es casi nulo. La fortificación puede ser obligatoria o voluntaria. La fortificación obligatoria es generalmente promovida, ordenada y reglamentada por el gobierno y se aplica de manera masiva a alimentos y bebidas que consume la mayoría de la población. En México solo se fortifican de manera obligatoria la sal, con yodo y/o flúor según la región; las harinas de trigo y maíz, con vitaminas del complejo B, hierro y zinc y la leche con vitamina A y D5. Por su parte, la fortificación voluntaria o impulsada por el mercado se produce cuando un fabricante alimentario toma la iniciativa de añadir micronutrimentos a un producto alimentario, en la mayoría de los casos dentro de un marco legal. Este tipo de fortificación puede desempeñar un papel positivo en la salud pública al contribuir a cubrir las necesidades de nutrimentos que serían difíciles de agregar en cantidades suficientes por medios masivos, debido a aspectos de inocuidad, limitaciones tecnológicas y de costos; es el caso de algunos minerales como hierro o calcio, algunas vitaminas como la vitamina C y vitamina B12 así como ácidos grasos esenciales y omegas. Con base en todo lo mencionado anteriormente, resulta preocupante la propuesta de modificación al artículo 161 del Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios, con la que ya no se podrán fortificar con nutrimentos a los alimentos frescos, así como tampoco a los alimentos y bebidas no alcohólicas pre-envasados que cumplan con los perfiles nutrimentales establecidos en la NOM-051. En otras palabras, la fortificación voluntaria quedará proscrita y ello conllevará efectos negativos e inevitables en todos los grupos poblacionales de nuestro país, recordando que la fortificación obligatoria se limita a enriquecer un listado muy reducido de alimentos con solo algunas vitaminas y minerales, dejando fuera muchos micronutrimentos que juegan papeles fundamentales en la salud, en la prevención de enfermedades y en la mejora de la calidad de vida de una población como la de México donde, por ejemplo, el consumo de verduras en niños y adolescentes es solo del 23% y la ingesta de alimentos nutritivos como el huevo apenas alcanza el 30% . En conclusión y desde el punto de vista nutricional, la fortificación de alimentos y bebidas es una de las mejores estrategias para controlar la malnutrición por deficiencia de micronutrimentos, junto con educación y orientación nutricional, y es el enfoque preferido en términos de sostenibilidad y costo efectividad. De la mano con los adecuados controles reglamentarios que aseguren la inocuidad de los alimentos fortificados, así como el establecimiento de acuerdos que aseguren que no se desoriente ni engañe a los consumidores por medio de prácticas de fortificación, el suministro de alimentos fortificados voluntariamente, producidos en el contexto de un mercado libre y consumidos regular y ampliamente por la población a la que van dirigidos, puede tener un impacto positivo en la salud pública y contribuir a la prevención o disminución de la prevalente desnutrición y malnutrición en México. Bibliografía 1. OMS y FAO (2006) Guidelines on food fortification with micronutrients. p. 3 2. OMS y FAO (2006) Guidelines on food fortification with micronutrients. p. 25 3. Gutiérrez J, Rivera J, Shama T, Villalpando S. Franco A, Hernández M. (2018) Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018. Resultados Nacionales. Cuernavaca; Instituto Nacional de Salud Pública. 4. Iron deficiency anaemia: assessment, prevention, and control.A guide for programme managers. Geneva,World Health Organization, 2001 5. Rosado et al (1999) Adición de vitaminas y minerales a harinas de maíz y de trigo en México. Salud Pública de México / vol.41, no.2, Marzo-Abril de 1999. 6. OMS y FAO (2006) Guidelines on food fortification with micronutrients. p. 35