El INEA es una institución que merece todo mi respeto, sin embargo con el paso de los años la labor que hacemos los asesores, ahora llamados personas voluntarias beneficiarias del subsidio (PVBS), ha ido perdiendo respeto y reconocimiento. Somos nosotros quienes hacemos la labor de campo, invitando, convenciendo, capacitando, formando, alentando, transformando entornos, entregando nuestra vida en ello y NO recibimos un trato justo y mucho menos un pago digno por nuestra labor. Es indispensable que en las reglas de operación se contemple: * GRATIFICACIÓN DIGNA por la labor que hacemos. * FORMACIONES y CAPACITACIONES con VALIDEZ CURRICULAR y REMUNERADAS. * DESGLOSE de la GRATIFICACIÓN MENSUAL. * MATERIALES para el desarrollo de nuestra labor comunitaria de acompañamiento. * ELIMINACIÓN DEL TOPE de GRATIFICACIÓN a 30 PERSONAS EDUCANDAS en atención educativa. Habemos quienes atendemos a muchos más y no nos son gratificados. Su bien es cierto que LA EDUCACIÓN ES EL MAYOR MOTOR PARA LA TRANSFORMACIÓN Y LA IGUALDAD, también lo es LA GRATIFICACIÓN DIGNA, JUSTA Y EN TIEMPO Y FORMA para quienes apoyamos este gran pilar.