
Sistema de Manifestación de Impacto Regulatorio

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En referencia al proyecto presentado sobre la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica (ENME), y tomando en cuenta su objetivo de establecer directrices y fundamentos para posicionar a la movilidad eléctrica como una alternativa sostenible y viable en la reducción eficaz de Gases de Efecto Invernadero (GEI), consideramos importante recalcar que dicha movilidad es un medio - no un fin en sí mismo - para colaborar en la lucha contra el cambio climático a través de la disminución de la huella de carbono. Por consiguiente, para que la ENME resulte una política verdaderamente efectiva, es necesario contemplar las emisiones contaminantes no solo durante el uso de los vehículos electrificados, sino también durante todo su ciclo de vida, incluyendo la producción y recarga de los mismos. En este sentido, proponemos que el objetivo principal sea alcanzar la neutralidad de carbono de manera estructurada para el año 2050, haciendo uso óptimo de las tecnologías disponibles. Asimismo, solicitamos que la ENME diferencie adecuadamente entre todas las tecnologías de vehículos electrificados, como: Vehículos Híbridos Eléctricos (HEV), Vehículos Híbridos Eléctricos Conectables (PHEV), Vehículos de Batería Eléctrica (BEV) y Vehículos Eléctricos de Celda de Combustible (FCEV). Queremos enfatizar en particular la relevancia de los Vehículos Híbridos Eléctricos (HEV) por su adecuación al contexto actual de nuestro país, representando una opción viable y eficiente para reducir las emisiones de GEI a corto plazo, sin la necesidad inmediata de inversión en infraestructura eléctrica. En este marco, creemos esencial que la ENME promueva metas en torno a la generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables y limpias. Es importante reconocer que la transición energética será gradual para realmente reducir la huella de carbono en el sector del transporte. Tal como evidencia la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica publicada por SEMARNAT en 2018, las emisiones de CO2 de un vehículo híbrido eléctrico y de un vehículo eléctrico de batería que usa energía del carbón, combustóleo o gas, son comparables. Por tanto, si prevemos que para el año 2050 la mitad de la generación eléctrica seguirá dependiendo de combustibles fósiles, el objetivo de reducir las emisiones mediante la movilidad eléctrica no se cumplirá. Además, instamos a que la ENME evalúe justamente los incentivos fiscales necesarios para facilitar una transición hacia vehículos electrificados accesibles, de todas las tecnologías. Aunque las metas de la ENME persiguen la introducción masiva de vehículos eléctricos e híbridos conectables, tanto ligeros como pesados, debemos reconocer que estas metas son ambiciosas y, posiblemente, inalcanzables. Se debe tener en cuenta que los 6 modelos de vehículos eléctricos de batería más asequibles en el mercado mexicano oscilan entre $449 mil y $850 mil pesos, mientras que otros superan el millón de pesos. En contraposición, los vehículos ligeros híbridos eléctricos (HEV) constituyeron el 80% de las ventas entre las opciones electrificadas, según el INEGI. Finalmente, respecto a la infraestructura, además de expandir y mantener la red de recarga vehicular, es indispensable que la autoridad responsable del sistema eléctrico mexicano valore el incremento en la demanda de energía que supondrá el aumento de vehículos recargables en el parque vehicular nacional y evalúe la idoneidad de los equipos que respaldan el sistema eléctrico. Le agradezco de antemano su atención a estas consideraciones.