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Decreto por el que se crea el organismo descentralizado de la Administración Pública Federal, denominado Productora de Semillas para el Bienestar “PROSEBIEN”.



El contenido del resumen es responsabilidad de la dependencia.


Resumen del anteproyecto


Decreto por el que se crea el organismo descentralizado de la Administración Pública Federal, denominado Productora de Semillas para el Bienestar “PROSEBIEN”.

El contenido del resumen es responsabilidad de la dependencia.


Summary of the draft


Decree creating the decentralized agency of the Federal Public Administration called the Seed Producer for Well-being "PROSEBIEN."

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Comentario emitido por: Tania Angelina Kleinfeld Avila


El decreto que establece la Productora de Semillas para el Bienestar (PROSEBIEN) como organismo descentralizado representa un intento por recuperar la rectoría del Estado en la producción estratégica de semillas, abandonada desde la liquidación de PRONASE en 2007. Sin embargo, adolece de graves omisiones —particularmente la exclusión del conocimiento y experiencia de lxs campesinxs y naciones indígenas— así como de grandes riesgos de replicar viejos vicios del modelo paraestatal. 1. Bases jurídicas y contradicciones prácticas El marco legal del decreto (artículos 4°, 25 y 27 constitucionales, junto con reformas recientes a la Ley Orgánica de la Administración Pública) es sólido en teoría: busca garantizar el derecho a la alimentación y la soberanía agroalimentaria. No obstante, choca con la realidad de un campo fracturado: Fortalezas: Reconoce la crisis en cultivos básicos (solo 4.7% de cobertura en semilla certificada de frijol) y prioriza su atención. Debilidades: Ignora lecciones del fracaso de PRONASE (corrupción, ineficiencia) y no delimita claramente sus funciones frente al SNICS o programas sociales existentes, como Producción para el Bienestar. 2. Objetivos loables, mecanismos difusos La promesa de abastecer semillas accesibles para pequeñxs productorxs es urgente, pero el decreto: "Acierta" al vincularse con programas sociales (Fertilizantes para el Bienestar) para evitar intermediarios -no obstante esta vinculación genera sospechas por las posibles alianzas con los oligopolios agroquímicos- Falla al no especificar cómo evitar el acaparamiento o cómo distribuirá las semillas en zonas marginadas, donde PRONASE fue inoperante. Riesgo añadido: Si la investigación agronómica depende de presupuestos fluctuantes, PROSEBIEN podría repetir el error de depender de variedades obsoletas. 3. Estructura centralista vs. participación local La Junta de Gobierno —integrada por secretarías federales— refleja un enfoque vertical: Problema: No incluye a actorxs clave: organizaciones campesinas, comunidades indígenas, o redes de custodixs de semillas nativas. Esto reproduce un modelo donde las decisiones las toman burócratas, no quienes cultivan la tierra. Ejemplo crítico: En Chiapas y Oaxaca, los maíces nativos resisten mejor las sequías que los híbridos industriales. Si PROSEBIEN ignora estos saberes, podría acelerar la erosión genética: impactando negativamente en la agrobiodiversidad de estas regiones, y por ende en la soberanía agroalimentaria 4. Financiamiento opaco y riesgos de corrupción o alianzas con los oligopolios agroquímicos  El patrimonio de PROSEBIEN dependerá de asignaciones presupuestales y donaciones (bajo que términos serían estas donaciones, a favor de quien, del pueblo o de los oligopolios?), pero: No se define un fondo inicial claro, lo que podría limitar su operatividad desde el inicio. El órgano de control interno prevé auditorías, pero la experiencia con paraestatales como LICONSA muestra que esto no basta para evitar malversaciones. 5. La omisión intolerable: los pueblos originarios y campesinxs El decreto invisibiliza a los guardianes históricos de la agrobiodiversidad: Saberes ancestrales: El 60% de los cultivos en México dependen de semillas nativas, conservadas por generaciones (aproximadamente durante los últimos 10,000 años). PROSEBIEN prioriza semillas certificadas, despreciando variedades criollas mejor adaptadas al cambio climático. Derechos vulnerados: No menciona el Protocolo de Nagoya (protección de conocimientos tradicionales) ni la Declaración de la ONU sobre Derechos Campesinos (2018), que exige consulta previa. 6. Alternativas ignoradas Existen experiencias exitosas de autogestión campesina que el decreto pasa por alto: Bibliotecas/Santuarios/Bancos comunitarios de semillas (Guerrero, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca). Redes de intercambio campesinxs Escuelas agroecológicas  Escuelas campesinas (como las que se desarrollaron a través del programa Producción para el Bienestar Conclusión: ¿Hacia dónde debe ir PROSEBIEN? El decreto es un avance necesario, pero peligrosamente incompleto. Para no convertirse en otro "elefante blanco", se sugiere: Incluir a representantes campesinxs e indígenas en la Junta de Gobierno y en el diseño de variedades. Financiar bancos de semillas comunitarios y ferias locales de intercambio. Establecer metas claras (ej. "20% de cobertura en frijol para 2030") con auditorías independientes. Respetar la consulta previa (Convenio 169 OIT) y proteger los derechos colectivos. Última reflexión: La soberanía alimentaria no se decreta desde escritorios. Si PROSEBIEN no se abre al diálogo con quienes sostienen el campo, será un proyecto más que, bajo la bandera del "bienestar", profundice la dependencia y la pérdida de identidad agrícola. ¿Reformarlo o repetir el fracaso? 

Fecha: 05/05/2025 18:37:13

Comentario emitido por: Luis Alfredo Bracamontes Nájera


1) La producción y comercialización de semillas de forma centralizada, como la que propone la PROSEBIEN no abona e, incluso, puede afectar los diversos procesos coevolutivos de cultivos y comunidades que han originado la invaluable agrobiodiversidad de México. 2) El decreto especifica que la PROSEBIEN puede celebrar acuerdos con particulares (como lo específica también para la extinta PRONASE), lo cual terminaría fortaleciendo el sector privado de producción de semillas (sí, nacional, pero privado), transfiriendo recursos públicos a actores privados y manteniendo un bien estratégico para la soberanía alimentaria en manos de empresas con lógicas capitalistas y no que buscan el bien común. 3) Considerando que han sido las poblaciones campesinas quienes a lo largo de 10 000 años han originado la agrobiodiversidad de México, así como el hecho de que los territorios más biológicamente diversos coinciden con los manejados por los pueblos indígenas y comunidades equiparables, es insoslayable que este proyecto haya sido diseñado sin la participación efectiva de estos actores, tal y como lo establece la Constitución y diversos acuerdos internacionales firmados por México (OIT 169, UNDROP). 4) Es necesario desarrollar instituciones que, considerando la diversidad biocultural del país, los conocimientos agroecológicos campesinos y los derechos de los pueblos indígenas y comunidades equiparables, puedan hacer frente a la crisis de productividad del campo mexicano, a la acelerada pérdida de bio y agrobiodiversidad y al deterioro de las condiciones de vida de las comunidades rurales. Más que soluciones centralizantes que se apoyan en actores privados, se necesita desarrollar redes de colaboración públicas e interinstitucionales que tengan como protagonistas a quienes han originado la portentosa agrobiodiversidad mexicana. No se necesitan grandes lotes de semillas homogéneas sino sistemas flexibles que permitan producir semillas adaptadas a las diversas y cambiantes condiciones de los agroecosistemas mexicanos en el contexto del cambio climático, orientados a la autosuficiencia con soberanía alimentaria y no a la atención de injustos y volátiles mercados internacionales.

Fecha: 30/04/2025 13:56:08

Comentario emitido por: Quetzalcóatl Orozco Ramírez


El primer párrafo de la página no es totalmente verídico, no es verdad que los pequeños y medianos productores tengan acceso limitado a semillas de calidad, puede ser que que para un cultivo en particular y en ciclo en particular ocurra, pero no es algo generalizado. La mayoría de ellos tienen las semillas locales que están adaptadas a las zonas donde cultivan y no hay semillas mejoradas o híbridas que tengan una mejor adaptación que esas que ya existen, sobre todo en regiones agrícolas marginales. Hay varias aseveraciones en el texto que son verdades a medias. Puedo leer entre líneas que la principal intención de la PROSEBIEN sería producir semillas de frijol. Lo cual me parece un buen objetivo pues es una necesidad nacional aumentar la producción de frijol. Sin embargo, crear una nueva entidad causará dispendio de recursos y tardará años en tener resultados positivos si es que los logra tener. Me opongo a la creación de la PROSEBIEN. Lo que propongo es que se hagan convenios independientes entre SADER e INIFAP, Chapingo, COLPOS, la Narro, UNAM, entre otras para que con el financiamiento federal se comprometan a producir cierta cantidad de semilla de frijol calificada para cada ciclo. Así se ahorra crear nuevas estructuras administrativas, y le dan vida productiva a las universidades y al INIFAP. En el convenio se especificaría que sin o cumplen con la cantidad de semilla comprometida en el año, el convenio se cancela.

Fecha: 25/04/2025 11:08:48

Comentario emitido por: Tania Monserratt Téllez Serrano


El presente Decreto de creación de la Productora de Semillas para el Bienestar “PROSEBIEN” plantea una perspectiva que va en detrimento de la urgente necesidad de atender la pérdida de agrobiodiversidad que ha ocasionado el desplazamiento de las semillas nativas, sobreponiendo el uso de “semillas certificadas”. Si bien es fundamental el fortalecimiento de la producción nacional de semillas, incluyendo las híbridas, para prescindir de la dependencia generada a unos pocos proveedores en muchos casos extranjeros, es central que no se deje de lado la protección y promoción de las semillas nativas, ya que son el reservorio genético de diversas especies de las cuales México es centro de origen y diversificación, gracias al trabajo del campesinado y los pueblos indígenas de nuestro país. La pérdida de los sistemas de semillas tradicionales en nuestro país pone en riesgo el futuro de la alimentación y la rica cultura agrícola de nuestro país, por lo que presentar a la PROSEBIEN como una institución centrada en atender el sistema formal de semillas y que perpetúa la amenaza a los sistemas tradiciones es un retroceso en un contexto donde se requiere investigación científica orientada a la conservación de la agrobiodiversidad y de respaldo al sector campesino e indígena de nuestro país, que conservan sus propias semillas. FIRMA: FUNDACIÓN SEMILLAS DE VIDA, A.C.

Fecha: 24/04/2025 12:43:30

Comentario emitido por: Mariana Benítez Keinard


La PROSEBIEN no debe favorecer la sustitución de variedades nativas por comerciales 1) El abasto oportuno y suficiente de semillas es ciertamente fundamental para avanzar en la autosuficiencia y soberanía alimentaria de la población mexicana. Sin embargo, avanzar en este sentido depende en gran medida del abasto y acceso a semillas de variedades nativas o locales que se han adaptado y continúan adaptándose a los múltiples contextos biofísicos, ambientales, sociales y culturales de todo el país. Esta capacidad de adaptación constante es la que ha permitido la producción agrícola en condiciones tan heterogéneas como las de México, e incluso, la que ha permitido diversas estrategias de mejoramiento. La adaptación constante de las variedades locales a su entorno no es sólo una propiedad genética o biológica, sino que es un proceso inseparable de los sistemas de producción, resguardo, intercambio y uso campesinos. 2) Como está planteado este anteproyecto, la PROSEBIEN se enfoca únicamente en semillas calificadas, es decir, en aquellas cuyas características de calidad han sido calificadas por la Secretaría a través del SNICS o por un organismo de certificación. Esta calificación evalúa, entre otras cosas, criterios de estabilidad y homogenetidad. Estos criterios son muchas veces incompatibles con las prácticas campesinas y con los criterios culturales, sociales, estéticos, organolépticos o de uso múltiple con que han sido seleccionadas y mantenidas muchas variedades nativas. Muchas de estas variedades no son, y no buscan ser, estables y homogéneas, y en ello puede radicar su valor para muchos pueblos y comunidades. 3) Contrario a lo que dice el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas, la calificación de las semillas no se traduce necesariamente en mayores rendimientos y mejor productividad. Los rendimientos y la productividad son rasgos complejos que dependen de múltiples factores, no sólo de las semillas utilizadas. Dependen también en gran medida de las prácticas de manejo, de la calidad del suelo, del acceso al agua, y de la capacidad de las semillas de seguir siendo parte de la selección y mejoramiento que las personas campesinas y productoras realizan in situ año con año. La productividad y el rendimiento no aumentarán de forma sostenida ni se mantendrán a largo plazo si el acceso a semillas no va acompañado del impulso a prácticas agroecológicas adecuadas a los contextos locales y a los distintos modos de producción. Por otro lado, si bien el rendimiento y la productividad son criterios muy importantes, no son los únicos criterios que deben tomarse en cuenta. Es necesario considerar también si los sistemas de producción contribuyen a los usos y formas de alimentación locales, a garantizar un medio ambiente sano, a la resiliencia ante cambios ambientales, entre otras cosas. Sobre todo, es necesario considerar los criterios que sean importantes para las y los campesinos que han creado y mantienen la enorme diversidad de cultivos y variedades que hay en México. Para ello, una medida como ésta debe ser construida junto con ellas y ellos a través de mecanismos genuinos de participación. 4) Al no considerar de forma explícita estrategias para el mantenimiento y acceso a semillas locales o nativas, que pueden no ser ser calificadas ni certificadas, la PROSEBIEN estaría favoreciendo únicamente la producción y distribución de semillas generadas con criterios principalmente comerciales. Con ello, estaría favoreciendo la sustitución de semillas nativas por parte de un estado que se ha comprometido a proteger la agrobiodiversidad. Esto ya ha sucedido antes a través de programas que, aunque no hacían explícito un objetivo de sustitución, la favorecían de facto. 5) Existen numerosos compromisos nacionales e internacionales que apremian al estado mexicano a impulsar estrategias hacia la autosuficiencia y la soberanía alimentarias al mismo tiempo que protege y favorece los procesos que generan y sostienen la diversidad de variedades nativas o locales, así como a incorporar a las y los campesinos en la elaboración de estas estrategias. Entre ellos se encuentran la reciente reforma constitucional a los artículos 4º y 27, la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y Otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales (UNDROP), el Convenio 169 de la OIT, entre otros.

Fecha: 24/04/2025 08:17:27

Comentario emitido por: Blanca Estela Mejía Castillo


Como representantes del sector de la industria de la masa y la tortilla, manifestamos nuestra preocupación ante el contenido del anteproyecto para la creación del organismo descentralizado “Productora de Semillas para el Bienestar (PROSEBIEN)”. Si bien reconocemos la importancia de garantizar el acceso a una buena semilla, consideramos que el enfoque planteado en el decreto puede tener consecuencias adversas para la soberanía alimentaria, la diversidad genética del maíz y la viabilidad de nuestra industria, que se encuentra en un proceso de integración en el uso de maíces nativos en su producción para fomentar su siembra y consumo. Nuestra actividad depende directamente del maíz y los efectos de precios internacionales afectan directamente nuestros costos de producción en detrimento de la economía de nuestros consumidores, las familias mexicanas.  Las variedades nativas  no sólo son la base de las variedades híbridas mejoradas, también son parte esencial del patrimonio cultural y gastronómico de México.  La estandarización y certificación de semillas bajo criterios técnicos únicos puede desplazar estas variedades, afectando tanto a pequeños productores como a transformadores de maíz. Desde la perspectiva de nuestra industria, es fundamental que el decreto garantice: 1. El respeto a la diversidad genética del maíz y a las semillas locales utilizadas tradicionalmente en la elaboración de masa y tortilla. 2. La participación activa de los sectores productivos vinculados al maíz —como la industria de la masa y la tortilla— en el diseño y operación del organismo. 3. La promoción de esquemas de producción de semillas que reconozcan los saberes campesinos y comunitarios, y no únicamente las semillas registradas bajo parámetros industriales. 4. La no imposición de un modelo único de semilla “certificada”, que pueda limitar la disponibilidad de maíz criollo y con ello, incrementar los costos y reducir la calidad de nuestras materias primas. Solicitamos que el decreto sea revisado bajo los principios establecidos en los artículos 4° y 27 constitucionales, garantizando el derecho a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, así como la protección de los recursos bioculturales del país. De no hacerlo, podría afectarse gravemente la cadena productiva del maíz y poner en riesgo la subsistencia de miles de familias que dependen de esta noble industria.

Fecha: 21/04/2025 22:52:46

Comentario emitido por: Sin Maíz No hay Futuro


No podemos seguir favoreciendo solo una parte de la enorme diversidad agrícola nacional, desplazando al resto con el falso estigma de que lo certificado o calificado es siempre mejor. La verdadera mejora no está en uniformar el campo mexicano, sino en fortalecer la soberanía y la resiliencia de nuestros sistemas agroalimentarios. Para lograrlo, es indispensable valorar e integrar los conocimientos campesinos, sus observaciones, prácticas y valoraciones sobre las semillas. Estos saberes aportan un contexto mucho más amplio y profundo que los criterios técnicos con los que, en este decreto, se pretende medir la “calidad”, demeritando así la diversidad biológica y cultural que da origen a nuestra agrobiodiversidad. Una diversidad que, como señala la Constitución, debemos conservar con los conocimientos que la han formado. Por lo tanto, **este decreto no puede aprobarse sin incluirlos**. Hay una diferencia fundamental que no se puede ignorar: las semillas calificadas provienen en su mayoría de empresas, tienen altos costos y su calidad no es garantía. Depende de múltiples factores como el tiempo de producción, el clima, el tipo de suelo y el conocimiento sobre los sitios donde se siembran. Entonces, cabe preguntarnos: **¿calidad para qué y para quién?** Porque las semillas nativas y criollas, gracias a su diversidad genética, son mucho más resistentes frente a condiciones ambientales extremas y permiten asegurar una producción mínima, incluso en contextos de crisis, especialmente entre pequeños y medianos productores (que, por cierto, tampoco están claramente definidos en este decreto). Además, el uso de semillas certificadas en programas públicos implica un gasto considerable del erario, desplazando semillas que ya están adaptadas a las condiciones locales y que han sido cuidadas, seleccionadas y mejoradas por generaciones de campesinas y campesinos. ¿Por qué entonces destinar semillas homogéneas y estables —pensadas para producción masiva y mecanizada— a quienes siembran en laderas, con policultivos y en parcelas diversas? Este enfoque presenta al menos tres problemas graves: 1. **Desplaza la diversidad campesina.** Las semillas nativas y adaptadas a cada región corren el riesgo de perderse rápidamente. Muchas no están resguardadas en bancos de germoplasma: su conservación vive en las parcelas, donde se cultivan, seleccionan y adaptan cada año. Esa es su riqueza: son dinámicas, vivas, y fruto de miles de años de conocimiento colectivo. 2. **Rompe el vínculo entre semillas y territorio.** Las semillas no son solo insumos, son también cultura, historia, alimentación y saber local. Desconectarlas de sus contextos sociales y ecológicos empobrece el sistema alimentario y vulnera los derechos de los pueblos que las han resguardado. 3. **Obstaculiza el acceso y criminaliza la diversidad.** Registrar semillas nativas es un proceso inaccesible para muchas comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas y otras. Requiere conocimientos técnicos externos, un lenguaje burocrático, pruebas costosas de identidad, pureza y viabilidad. Este proceso es lento, caro, y no puede ser realizado por una colectividad indeterminada. En lugar de fortalecer la autonomía, aumenta la dependencia y deja fuera del sistema formal lo más importante: la diversidad local, el conocimiento comunitario y los vínculos sociales que sostienen las semillas. ¿Por qué la Productora de Semillas para el Bienestar no apuesta por multiplicar semillas nativas, probarlas en condiciones agroecológicas y fortalecer su uso y distribución por regiones? Si lo hiciera, se podría aumentar la producción sin alterar los equilibrios microbiológicos, las especies asociadas ni la lógica del sistema milpa, donde los pequeños productores manejan agroecosistemas complejos, diversos, y profundamente adaptados. Estas semillas calificadas ni siquiera han sido probadas en ese tipo de sistemas, cuando debería ser un requisito, al menos en el caso del maíz, como establece la Constitución. Imponer las llamadas “semillas de calidad” solo servirá para reforzar el control empresarial sobre el suministro de semillas. Ya sea con semillas importadas o nacionales, pero empresariales, el resultado es el mismo: pérdida de diversidad, gasto público innecesario y mayor dependencia. Esto contradice el propio objetivo del decreto. Lo que México necesita es **un programa nacional de multiplicación, distribución y fortalecimiento de semillas nativas por regiones**, que ponga al centro la diversidad biocultural, los usos locales, el conocimiento campesino y la autonomía de los pueblos. En México, las semillas no son una mercancía. No para quienes las han cuidado durante siglos. Hacer un decreto en estos términos, sin reconocer esa historia ni esos saberes, **es anticonstitucional**.

Fecha: 21/04/2025 17:44:38

Comentario emitido por: David Rivero Fragoso


La propuesta de decreto para la producción de semillas es contraria al objeto y fin a la reforma constitucional del artículo 4 y 27 para la protección de los maíces nativos. Toda vez que se fundamenta en una ley que también es contraria a la reforma y debe armonizarse primero. Me refiero a la Ley de Producción y Certificación de Semillas. El decreto debe señalar expresamente que se buscará “la producción de semillas para un manejo sustentable y agroecológico”. De esta forma se evitará la homogenización de las semillas y pérdida de las variedades y diversidad locales, principalmente porque menciona que estará enfocado en pequeños y medianos productores que son quienes conservan la diversidad biológica de las semillas. Asimismo, debe considerar la participación y reconocimiento de los pueblos originarios y campesinos, sobre todo en el manejo de sus semillas. El decreto carece de definiciones como “semilla de calidad”, pequeños y medianos productores, así como el papel fundamental que juegan las relaciones de género en la producción de los granos básicos en México y carece de lenguaje incluyente. Preocupa que en la definición de “semilla de calidad” puedan filtrarse biotecnologías que superen las barreras naturales de la reproducción y recombinación del maíz y otras especies de importancia fundamental para México. Finalmente, el término de “semilla de calidad” si no es definido correctamente puede abrir la puerta a la aplicación del UPOV 91 del cual México no es parte y contraviene los principios en los que se basa la última reforma constitucional a los artículos 4º y 27.

Fecha: 21/04/2025 17:10:02



Información del Anteproyecto:


Dependencia:

SAGARPA-Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación

Fecha Publicación:

07/04/2025 14:36:10

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